domingo, 24 de diciembre de 2017

NATALIA ZAMPELUNGHE Y UN RETIRO LLENO DE GLORIA

Para la arquera de primera división de Lobos Athletic Club, no era una final más en su carrera con la camiseta de sus amores, era su último partido como arquera y nada más ni nada  menos que en una final, y como si eso fuera poco su despedida fue siendo campeona, en un partido que quedará grabado en la memoria de todos los que tuvieron la posibilidad de presenciarla.

Desde principio de año, Natalia venía preparando interiormente su último partido, pero estamos seguros de que para nada se imaginaba vivir un partido tan emotivo y vibrante hasta el segundo final…

Su equipo le dedico unas palabras y un presente antes de la premiación con la presencia de todos los clubes que acompañaron el momento con un cálido respeto y merecido reconocimiento, sabiendo que deja su lugar un emblema no solamente para su institución sino también para nuestra Federación, por tantos años brindados en seleccionados, viajes, e innumerables anécdotas que seguramente siempre recordará.-

Le pedimos a Naty, que fue la mamá de un montón de pequeñas grades jugadoras durante todo este tiempo, que nos reflejara en palabras lo que ha vivido durante todo este tiempo y en la jornada final junto a su club…
Zampelunghe recibiendo el reconocimiento de manos de Valentina Grasa Cocaro.


Esto nos dijo:

El sábado 16 de diciembre con la primera de mi amado club, Athletic, con mi equipo del cual tengo el orgullo de ser capitana, jugamos una final más, pero como todas las finales era “La final”, por la cual trabajamos duro desde febrero, adaptándonos a todo lo que el destino quería ponernos en el camino. 
Nos enfrentamos a un equipo que le ganamos los dos partidos del año, pero también el mismo  que nos dejó fuera de la final el año anterior y que salió campeón en nuestra cancha contra Atlético Chascomús, que también quería lo mismo que nosotras, y al cual respetamos.

Antes del partido nos juntamos en el vestuario, como capitana tomé la palabra, las ultimas que le dije de este grupo, un grupo heterogéneo, formado por jugadoras con mucha experiencia y con otras haciendo sus primeros pasos en primera, sin que les pese. Les dije a cada una lo que sentía por ellas, por qué las admiraba, me faltaban algunas que por problemas de salud o compromisos personales no pudieron estar, pero que cumplieron cada vez que se les pidió una tarea difícil. Luego entramos en calor, mi cuerpo, mi mente y mis pensamientos estaban serenos, con la sola consigna de disfrutar, consigna que era la de todas: disfrutar. 

Me vestí junto con mi compañera y a quien la llamo La heredera, Martina “Tina” Gatta. Nos fuimos todas, siendo una para la cancha. Nos formamos, a cada una le di una palmada con mi guante, entramos, se sentían redoblantes canticos, había banderas rojas y negras, amarillas y azules, bengalas y mucha gente. Hicimos la ronda, pero por primera vez les dije: “Hoy no va a ver arenga, porque ya sabemos todo y nos dijimos todo”…Solo Ambro (Bianva Ambrosetti) como en todos los partidos dijo: “Por la camiseta” y luego gritamos desde lo más fuerte de nuestro corazón “¡¡¡Athletic carajo!!!!!”; nos colocamos cada una en la posición que nos correspondía en la cancha, esperando, ellas ni cuenta se dieron, estaban muy concentradas abrazadas. Cuando comenzó a rodar la bocha, caí que eran mis últimos 70´. Los primeros diez o doce minutos fueron de nosotras, convertimos el primer gol del partido, de Paula Zugastti, nuestra goleadora; luego comenzó a llover, después a diluviar, para mí que soy un poco misticona, era un buen augurio, pero…corto a favor de Everton y gol, y seguimos con otro corto y el segundo gol para ellas. Nos fuimos al entre tiempo 2-1 abajo, pero seguí disfrutando de estar en la final, me prepare para defender lo que sea en el segundo tiempo y para ver que mi equipo levantaba el resultado.

En el segundo tiempo no jugamos bien, pero éramos una, con cambios permanentes de las jugadoras, sentía que los minutos pasaban y no empatábamos, pensaba en que momento me saca Roro (Rodrigo Ramoz, D.T.) para poner una jugadora con privilegio de arquera para atacar más, sentía la gente detrás de mi arco gritando apasionada, jugadoras de otros equipos expectantes, gente vestida de rojo y negro.

Llego el empate, con gol de Valentina Gallo, una chiquita que después de mitad de año debuto en primera; yo  había perdido la noción del tiempo, pero habíamos empatado, me vino una ráfaga de pensamiento que íbamos a penales, pero mi energía y mi optimismo no me permitieron demorarme en eso; sacaron del medio y recuperamos la bocha y las metimos en 23, corto a favor nuestro y siento de lejos la corneta de finalización del partido, me saque el casco, vi a todas mis defensas correr para no dejar que la bocha salga del área, me iba a agachar, pero no lo hice por cábala, me quede  parada, vi una gran servida, como se la levantaba la bocha a Tina (Valentina Grasa Cocaro)…de ahí en más lo que recuerdo fue ver como entraba despacio la bocha detrás de la línea de arco.
El golpe último fue de la gran Sofia Vasaro, a quien le prometí después que Social Junín nos ganó en el torneo, llegar a la final y ser campeonas, y el destino están loco que fue ella quien me lo regalo a mí con ese el último gol del torneo 2017.

Lo que siguió fue una locura, solo emoción, orgullo, me arrodillé, sentí como se me tiraron encima, era la gente de Athletic que nos había ido a ver, en ese tumulto de gente mi cuerpo pudo darse cuenta de que la primera que llego fue “la vieja” Marri Spinosa, con la que jugué tantos partidos y desde que éramos chicas. Cuando logre pararme venia corriendo mi hija de 9 años, la Pipi, con los ojos rojos llenos de lágrimas y gritando “¡Salimos campeonas mami!!”, me abrazo a partir de ahí quedo prendida como una garrapata; de un salto Sofi Vasaro me abrazo y me dijo: “¡Cumpliste tu promesa!!”, sin darse cuenta de que la cumplió ella.

Hubieron abrazos interminables con todas y con cada una de mis chiquitas, y con madres, padres, hinchas del club, fue maravilloso!!!
Nunca soñé con retirarme así, con una final ganada de esta manera, frente a un rival que dejo todo dentro de la cancha y que quería ser campeón tanto como nosotras.

Hoy luego de varios días, todavía miro esa medalla, las fotos y pasó la película de lo sucedido en un duelo épico y lloro de alegría, de felicidad.
Solo me queda agradecer primero a mi familia, mis hijos Juan y Victoria,  a mi marido Noli, y pedirles perdón por no estar más en casa y estar tanto en la cancha; a mis padres Emma y Félix por sus acompañamiento, a Claudio Delia, por ponerme ser arquera,  y a cada una de las jugadoras con las que compartí y comparto la pasión por esta camisa, por este club, el más grande de todos,  el pionero, el decano, como quieran llamarlo, el gran Lobos Athletic Club. 
A mi equipo campeón 2017 eternamente agradecida!

Gracias Naty y la Cuenca también te agrace todo lo que le has brindado durante todos estos años…

Fotos: La Huella Deportes.
Gracias Guido Francabila.